Emprender un viaje desde el cálido sur, como Málaga, hasta la verde Asturias, no es solo cambiar de paisaje; es sumergirse en una odisea gastronómica con un destino claro: el afamado cachopo de Las Tablas del Campillín, ganador de 20 premios. Pero, ¿por qué limitar la experiencia culinaria al punto final? La ruta puede y debe ser una sinfonía de sabores, una serie de paradas estratégicas que preparen el paladar para la obra maestra asturiana, transformando el trayecto en una aventura inolvidable para los amantes del buen comer.
La España Interior: Un Festín de Transición
El viaje de Málaga a Oviedo es largo, pero ofrece oportunidades maravillosas para descubrir la riqueza culinaria de la España interior. En lugar de un simple trayecto, puedes convertirlo en una progresión de sabores:
- Andalucía Interior: Antes de dejar el sur, una parada en ciudades como Córdoba o Jaén puede ofrecerte una despedida de la dieta mediterránea más pura, con aceites de oliva virgen extra de calidad sublime y platos tradicionales.
- La Mancha: Tradición y Sabor: Al adentrarte en el corazón de la península, La Mancha te invita con sus quesos manchegos con Denominación de Origen, un buen pisto, o unas migas. Es una cocina humilde pero llena de sabor, perfecta para recargar energías.
- Castilla y León: El Asado y el Vino: Al cruzar Castilla y León, la experiencia gastronómica sube de nivel. Ciudades como Segovia o Aranda de Duero son paradas obligatorias para degustar un auténtico lechazo o cochinillo asado, maridado con los excelentes vinos de la Ribera del Duero o el Rueda. Es una cocina contundente que empieza a sintonizar el paladar con los sabores más robustos del norte.
Estas paradas no solo rompen la monotonía del viaje, sino que construyen una narrativa culinaria, un preludio perfecto a la opulencia asturiana.
La Llegada a Asturias: El Preámbulo de Oviedo
Una vez en Asturias, la gastronomía adquiere un matiz diferente. Aquí, el aire fresco de la montaña y la proximidad del Cantábrico se reflejan en cada plato. Antes de lanzarte a por el cachopo, tómate un tiempo para explorar las delicias que Oviedo, la capital, tiene para ofrecer, demostrando que en esta ciudad se puede comer bien en Oviedo en cada esquina.
- Sidrerías Auténticas: No puedes visitar Asturias sin pasar por una sidrería. En Oviedo, abundan los locales tradicionales donde podrás disfrutar de unas botellas de sidra natural, escanciada con maestría, acompañada de unos chorizos a la sidra, una tortilla de patatas o unas croquetas caseras. Es el aperitivo perfecto y una inmersión en la cultura local.
- Quesos Asturianos: Asturias es la región europea con mayor variedad de quesos. Antes del cachopo, podrías probar una tabla de quesos locales como el Cabrales, el Gamonéu, el Afuega’l Pitu o el Casín. Sus sabores intensos y variados te prepararán para la complejidad de los rellenos del cachopo.
- Mariscos y Pescados: Aunque el cachopo es de carne, la cercanía de la costa permite disfrutar de excelentes pescados y mariscos frescos, que ofrecen un contrapunto delicioso a la contundencia de la cocina de interior.
Estas experiencias culinarias previas no solo satisfacen el apetito, sino que afinan el gusto, creando un contexto para apreciar aún más la calidad y el sabor del plato estrella.
Conclusión: El viaje de Málaga a Asturias en busca del cachopo de los 20 premios de Las Tablas del Campillín es mucho más que un simple desplazamiento. Es una auténtica ruta gastronómica que te invita a explorar los sabores de España, desde el sur hasta el norte. Cada parada, cada degustación, es un paso más en esta aventura culinaria que culmina con la experiencia del cachopo asturiano. Al planificar estas escalas con inteligencia, no solo te aseguras de comer bien en Oviedo y en todo el trayecto, sino que transformas el viaje en sí mismo en una parte integral y deliciosa de la experiencia del cachopo.